Defender los niños (copiar 1)

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Defender los niños, defender nuestros hijos, defender la adopción.

Las familias adoptantes somos gente que anhelamos la serenidad y a ser felices como cualquier ser humano.

Hacía mucho tiempo que no asistíamos a tanto proclama sobre adopción internacional. Escuchamos con creciente preocupación declaraciones que fuerzan en la ciudadanía una idea muy equivocada de la realidad de la adopción internacional.

Las familias adoptantes afrontamos largos y complicados trámites para llegar a abrazar un hijo. Nos anima la esperanza de llegar un día, después de dos, tres, cuatro años… a disfrutar de una tranquila plenitud que deriva y revierte en el bienestar de unos niños, de aquellos miles y miles de niños que no han tenido nunca una verdadera familia o que en algún momento la han perdido y que un día, gracias al deseo y a la pertinacia de unos padres la encuentran.

Las familias adoptantes compartimos con la parte más sana de la sociedad la aspiración a un mundo en el que ninguna madre, ningún padre, ninguna familia tenga que renunciar o se vea obligada a renunciar a sus hijos. Pero ese mundo no es el mundo en el que vivimos y para un niño cada día robado a su presente es un atraco a su futuro.

Defendemos:

El derecho del niño a no permanecer ni un día más de lo estrictamente necesario en aquellos lugares que, para quien los conoce, nunca podrán definirse como el mejor lugar donde ir acumulando años.

El derecho de cualquier niño a ser querido, cuidado, amado y protegido, es decir el derecho del niño a tener una familia.

El derecho del niño a tener un futuro.

El derecho del niño a tener oportunidades.

El derecho del niño a vivir y no a sobrevivir.

El derecho del niño a ser un niño.

El derecho del niño desamparado a dejar de serlo cuanto antes.

El derecho del niño a no verse obligado a hacerse adulto mientras los adultos encuentran las soluciones a los desastres provocados por ellos mismos.

El derecho del niño a no morir mientras se busca la forma más adecuada para salvarle…

Las familias adoptantes pretendemos que se respete la legalidad y que las leyes se cambien cuando no son eficaces instrumentos de protección de los derechos de los niños.

Luchamos cada día para que la prepotencia y los prejuicios de los adultos, se llamen sangre, entorno, estados, nunca se sobrepongan a los reales derechos de los niños.

Luchamos en primera fila, junto a tantas personas honestas, contra el derecho de propiedad que una parte de los adultos pretende ejercer sobre los niños, hasta las últimas consecuencias.

Rogamos prudencia a la hora de cerrar puertas, rogamos no se levantan nunca barreras ni se construyan muros. La defensa de la subsidiaridad de la adopción internacional se una en un fuerte abrazo con la valoración atenta de las consecuencias del cierre de un país a la adopción internacional, cierre que es, casi siempre, una condena definitiva para muchos niños que se podrían salvar. No olviden nunca de valorarlo profundamente aquellos adultos que tienen en sus manos el poder de decidir.

Sentimos de poder así hablar las asociaciones de familias adoptantes por que somos y seremos entre los más sinceros defensores de la legalidad y del buen hacer en la adopción internacional, por encima de cualquier interés: nuestros hijos lo necesitan, la tranquilidad de su futuro depende de la limpieza de los trámites realizados en el proceso adoptivo. Quien no defienda esta condición con igual firmeza no encontrará lugar entre nosotros.

Pretendemos que los responsable de los gobiernos encargados de la defensa de la familia, a cualquier partido político y color pertenezcan, extremen todas las precauciones posibles a la hora de verter en los medios afirmaciones que hacen un daño incalculable como siempre más que a nadie al anillo más débil: los niños.

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