Serenidad y firmeza a favor de la adopción

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Las familias adoptantes somos familias que aspiramos a la serenidad y a ser felices como cualquier ser humano.  

Deseamos disfrutar de una normalidad imprescindible para el desarrollo de nuestros hijos y por esto hemos luchado y seguiremos luchando todos los días, con todas nuestras fuerzas, defendiendo el derecho de todos los niños y de nuestros hijos, que son niños, a ser tratados con atención y respecto.

Recientemente hemos asistido a un sin parar de proclamas y comentarios, vertidos en los medios de comunicación, sobre la adopción y la adopción internacional en especial. Teorías y afirmaciones que, a pesar de que podemos suponer que en algunos casos son fruto de buenas intenciones, han generado un evidente y palpable clima de sospecha y hostilidad.

En una parte de la ciudadanía se ha forzado una idea equivocada de la adopción internacional y de las familias, que gracias a este camino, han podido o desean llenar sus hogares de felicidad y de día a día, de alegría y de preocupaciones, de esa siempre difícil plenitud que deriva y revierte en el bienestar de los niños, de aquellos miles y miles de niños que no han tenido nunca una verdadera familia o que en algún momento la han perdido.

Las familias adoptantes compartimos con la parte más sana de la sociedad la aspiración a un mundo en el que ninguna madre, ningún padre, ninguna familia tenga que renunciar o se vea obligada a renunciar a sus hijos. No sólo lo deseamos, si no que cada día hacemos algo para que esta ilusión se realice.

Pero ese mundo ideal no es el mundo en el que vivimos: para un niño cada día robado a su presente es un atraco a su futuro.

Defendemos:

El derecho del niño a no estar ni un día más de lo estrictamente necesario en un orfanato, centro, institución o como se quieran definir aquellos lugares que todo pueden ser, pero nunca el mejor lugar donde ir acumulando años. 

El derecho de cualquier niño a ser querido, cuidado, amado y protegido, es decir el derecho del niño a tener una familia.

El derecho del niño a tener un futuro.

El derecho del niño a tener oportunidades.

El derecho del niño a vivir y no a sobrevivir.

El derecho del niño a ser un niño.

El derecho del niño desamparado a dejar de serlo.

El derecho del niño a no verse obligado a hacerse adulto mientras los adultos encuentran soluciones a los desastres provocados por ellos mismos.

El derecho del niño a no morir mientras se busca la forma más adecuada para salvarle…

Las familias adoptantes deseamos que se respete la legalidad y que las leyes se cambien cuando no son eficaces instrumentos de protección de los derechos de los niños.

Las familias adoptantes luchamos cada día para que los derechos, la prepotencia y los prejuicios de los adultos, se llamen sangre, entorno, estados, nunca se sobrepongan a los reales derechos de los niños que ya han nacido o supongan para un sólo niño un sufrimiento innecesario.

Las familias adoptantes luchamos en primera fila junto a tantas personas, sin más adjetivos, contra el derecho de propiedad que una parte de los adultos pretende ejercer sobre los niños, hasta las últimas consecuencias.

Las familias adoptantes deseamos que no exista ni un niño más que sufra en este mundo. Nada justifica el sufrimiento de un niño, nada justifica su muerte.

Es profundamente injusto oponer el deseo de ser padres a los derechos del niño a tener una familia, los dos elementos tienen que coincidir o no existirá nunca una real solución al derecho del niño de disfrutar de su infancia.

Las acusaciones realizadas de una forma generalizada son por esto superficiales y pueden llegar a ocultar los verdaderos problemas y alejar su solución definitiva: nunca los proclamas, ni las buenas intenciones representan por si solas la solución a los problemas de los niños. Consideramos inaceptable que se viertan en foros, congresos, o peor, en los medios de comunicaciones declaraciones que puedan, aunque sólo como sospecha, imputar a las familias adoptantes en general la responsabilidad de supuestas irregularidades en los procesos de adopción.

Las irregularidades en la adopción internacional, siempre cuando las hayas, tienen que ser corregidas con contundencias, firmeza y rapidez: lo deseamos y lo pedimos con fuerza a nuestros gobernantes y representantes, las asociaciones de familias adoptantes estamos y estaremos a su lado siempre cuando se trate de defender la legalidad, en contra de quien sea.

Al mismo tiempo pedimos prudencia a la hora de cerrar puertas, que no se levantan nunca barreras ni se construyan muros. El derecho universal defiende que por una sospecha no pueda sentenciarse una condena y que en presencia de una duda prevalece la presunción de inocencia.

Sin contradecir a la subsidiaridad de la adopción internacional, el cierre de un país a la adopción, representa casi siempre una condena a veces definitiva para muchos niños que hubiesen podido salvarse. No olviden nunca de valorarlo profundamente aquellos adultos que tienen en sus manos el poder de decidirlo.

 Una vez más: las asociaciones de familias adoptantes somos y seremos entre los más sinceros defensores de la legalidad y del buen hacer en la adopción internacional, por encima de cualquier interés: nuestros hijos lo necesitan, la tranquilidad de su futuro depende de la limpieza de los trámites realizados en el proceso adoptivo, quien así no lo defienda con firmeza no encontrará lugar entre nosotros.

No podemos aceptar que se diga o se sugiera lo contrario.

Pretendemos que los responsable de la Administración encargados de la defensa de la familia, a cualquier partido político y color pertenezcan, extremen todas las precauciones posibles a la hora de verter en los medios afirmaciones que hacen un daño incalculable sobre todo y como siempre al anillo más débil: los niños.

Estamos muy lejos de querer colgarnos ni que nos cuelguen medalla alguna. Pero tampoco permitiremos que nos metan a todas en un mismo saco por la razón exactamente opuesta.

 Las familias adoptantes deseamos se nos reconozca el derecho a ser familias normales y poder servir todos los día a los derechos superiores del niño, de cada niño y por supuesto de esos niño que son o serán nuestros hijos.

1 Comentario:

  • perrapene
    agosto 22, 2009

    lalalaaalalal

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